¿CUAL ES VALORACIÓN ECONÓMICA (MONETARIA) DE LOS ECOSISTEMAS Y LA BIODIVERSIDAD?
Es en este contexto donde se ha planteado por primera vez la necesidad de recoger
estos beneficios y costes en los análisis coste-beneficio, con el objetivo de que éstos
sean considerados en la toma de decisiones a distintos niveles. Dado que los análisis
coste-beneficio se realizan en términos monetarios, se plantea la necesidad de hacer
una valoración monetaria de los ecosistemas y la biodiversidad.
Tres son los argumentos que comúnmente se manejan, de modo no excluyente
entre ellos, para justificar esta necesidad de expresar en términos monetarios el valor
de los ecosistemas y la biodiversidad: 8
1. Un supuesto pragmatismo o realismo político (realpolitik), que se basa en la idea
de que la expresión monetaria de los ecosistemas y la biodiversidad es
necesaria para comunicar su valor al público y a los responsables de las
decisiones (políticos, empresarios, etc.), unida a la creencia de que no hay otras
alternativas mejores. Este argumento es usado con mucha frecuencia por
científicos de ciencias naturales, así como por gestores y políticos.
2. Un idealismo político y económico, basado en la fe en el mercado y la filosofía
política neoliberal, que ve en la expresión de los valores en el mercado el modo
más eficiente de gestión de los ecosistemas y la biodiversidad. Este argumento
es usado con frecuencia por empresarios y políticos.
3. Una suerte de supuesto empirismo científico, que entiende que la valoración
monetaria refleja los valores reales basados en las denominadas “preferencias”
de los individuos, de acuerdo con la teoría económica ortodoxa. Suele ser el
argumento de ciertos economistas.
Desde los años noventa, bajo este enfoque, en sus diversas versiones, se viene
elaborando un marco conceptual y metodológico de valoración monetaria de los
ecosistemas y la biodiversidad. La aproximación que se usa es la del denominado
Valor Económico Total (VET, en adelante). Bajo esta aproximación, la biodiversidad y
los ecosistemas se consideran como externalidades del sistema económico, es decir,
como elementos que influyen en los precios de los mercados, pero cuya acción no
viene directamente contemplada en los mismos. De este modo, el objetivo de esta
aproximación consistiría en incorporar (internalizar) dichas externalidades al mercado,
de tal modo que se apoyase el proceso de toma de decisiones a través del análisis
coste-beneficio.
Para llevar a cabo la internalización de las externalidades ambientales, son
varias las estrategias adoptadas. Algunas especies y ecosistemas o sus partes ya
tienen un precio de mercado, con lo que, de acuerdo con esta aproximación, bastaría con tener en cuenta dicho precio en el análisis coste-beneficio. Otras, sin embargo, no
disponen de precio en el mercado, por lo que se adoptan dos aproximaciones. La
primera estrategia consiste en utilizar la función de la demanda (disposición a pagar) de
mercados más o menos lejanamente relacionados con la especie o el ecosistema
analizado; se trataría de las metodologías de preferencias desveladas por el mercado,
como son el coste de viaje o los precios hedónicos. La segunda consiste en construir
mercados hipotéticos (funciones de la demanda) a partir de encuestas, entrevistas,
talleres, etc. que capturen la disposición a pagar por la especie o el ecosistema de los
entrevistados (o a ser compensados por su pérdida); se trata de las metodologías
denominadas de preferencias reveladas por el mercado, como la valoración
contingente, la elección contingente, etc.
En 1997, apareció en la revista norteamericana Nature uno de los primeros
trabajos que decía estimar el valor monetario de los principales ecosistemas del
planeta9
, ampliándose dicha estimación en el año 2002 a partir de casos de estudio
concretos en la revista Science.
10 Siguiendo la estela de estos trabajos, en las últimas
tres décadas se ha generado una gran cantidad de literatura que pretende caracterizar
determinadas funciones de los ecosistemas como servicios, cuantificarlas en términos
monetarios a través del VET, y posteriormente, en menor medida, incorporar dichos
valores monetarios a la toma de decisiones, ya sea simplemente mediante su
consideración dentro de grandes proyectos internacionales (TEEB, Evaluación de los
Ecosistemas del Milenio, EURECA, etc.), o bien a través del análisis coste beneficio o
mediante mecanismos de mercados de servicios ambientales, pagos por servicios
ambientales, etc.,11 completando la mercantilización de la biodiversidad y los
ecosistemas.
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